jueves, 1 de mayo de 2014

¿Hacia donde dices que vamos?

Y prometí no jugar con fuego, pues quema la piel.
 Y prometí no jugar con aire, pues erosiona todas las cosas.
  Y prometí no jugar con tierra, pues no es buena para comer.
   Y prometí no jugar con agua, pero eso es demasiado prometer para mí.

Prometí no hacernos daño, pero salió mal.
También prometí ser paciente, y lo soy, pero a mi rimo.

Prometí y prometo tantas cosas, que me siento cobarde al no poder hacerlas en el momento.
   Promesas desaparecidas, perdidas en la memoria.
 Cumplo años y me hago mayor, pero no se si estoy creciendo como persona; no estoy segura.
Siento que no logro cumplir el hecho de hacerme mayor, de hacer todo eso que debo hacer.


Pero bueno, nadie me obligó a prometer, y es eso que dicen:
" A lo hecho, pecho."
 Y creo que de aquí se puede aprender mucho; incluso se puede aprender a querer un poco más, sin obligar a prometer un "siempre", pues yo no es que confíe mucho en ellos. Demasiado fugaces.
No van con nosotros.
No nos van a pillar.