jueves, 31 de julio de 2014

Faux Paris

Desde allí arriba lo veía todo; absolutamente todo.
Desde la Luna veía el París de los enamorados, de los que saben bailar, de los que llevan paraguas bajo la lluvia.

Después de observar a esa gente, dió un brinco y bajó sus escaleras de girasol.
Bajó a su falso París, donde la lluvia se cuela en tus zapatos para saludar, donde nunca he aprendido a bailar, donde no hay enamorados.
Pero el falso París no es tan malo como alguno debe pensar, no. Allí se swingea con la gente que te encuentras en tus malos momentos para subirte el ánimo, se besa a desconocidos para recordar las maravillas de conocer a alguien, vas sin rumbo para llegar a tu hogar.


¿Lo veis? Mi falso París gris me es más real que vuestro mundo azul, y eso que el gris se quiere hacer ver como un color aburrido.

sábado, 12 de julio de 2014

Ami-gría

Hoy he conocido a la alegría con patas. Eran dos pequeñas piernecitas que corrían hacia todos lados a la vez.

Dicen que se llama Amina, pero creo que se equivocaron en la transcripción de su nombre.
Puede que quieran esconderla para ellos solo; pensad que hay gente que no puede ser alegre, por eso no la dejaban ir demasiado lejos, por si la perdían.

¿Nunca habéis perdido por momentos, o completamente, alguna cosa?

Yo una vez perdí la capacidad de pensar en los demás como parte de mí, pero mi persita me enseñó la diversión condensada en imagenes y poco a poco recuperé lo perdido.

A veces tenemos que dejar que alguien como Amina con sus piernecitas nos haga reír y sonar a campanillas para poder abrir los ojos que se cerraron.