viernes, 27 de febrero de 2015

Durante un instante...

Me he encontrado.
Durante un segundo, me he encontrado en las palabras de otra persona.
Y en lo primero que me he fijado, ha sido en el mero hecho de que ya no era yo.

He recordado.
He recordado como fui flor silvestre amarilla.
Como pasé a ser matojo de nervios,
y pasando por ser hojas secas, llegué a ser yo,
ser sin ton ni son,
con un equilibrio desconcertante y un camino sin marcar.



Y he reaccionado.
No hay más yo que uno mismo, tanto presente como pasado, así que palabras claras dan verdad.

He hablado con el yo ajeno y he encontrado diferencias entre el huevo y la castaña, por fin.
Esta desconcertantemente perdido, pero creo que es capaz de darse cuenta de que puede salir del desconcierto y hacer música de su vida.

Le faltan pasos, pero hay tiempo para todos, así que puede andar tranquilo.

Suerte, tú.

sábado, 21 de febrero de 2015

Pulular

En Barcelona siempre hay gente que espera.
Puede que a un acompañante
(o varios) 
o a un transporte.
Incluso puede que esperen el momento en el que sabrán a qué esperan.

También encontramos las palomas que asustan a la gente,
y los valientes que intentan asustarlas.

Después hay otros que las acompañan.
Estos no esperan aquí.

Las palomas, se han apoderado de su vida completamente.
Han creado su familia, adoptando a unos loros verdes perdidos.

Pero siempre hay esos seres que esperando se aburren,
y deciden interrumpir imágenes que no han sido captadas.
Puede que desconozcan la fugacidad de los momentos.
                               Esperemos.

Y los perdidos.
Los perdidos, son seres que, en pequeñas cantidades, son sumamente interesantes.
Te dan ganas de redescubrir aquello que piensas que conoces.
De perderte entre calles y lugares.
Creo que es por eso que me gusta Barcelona:
siempre me acabo perdiendo y encontrando pequeñas historias que jamás serán captadas correctamente.