lunes, 30 de septiembre de 2013

Un abrazo demoledor

 Una noche de luna menguante, nació una pequeña criatura.
 No lloraba, pero tampoco reía.

 Aquella pequeña criatura fue creciendo y aprendiendo, 
tanto en la escuela como fuera de ella.
 Pero seguía sin llorar ni reír.

 La gente que veía a esa criatura crecer, pensaba que de pequeña,
la Luna al irse, le quitó esas capacidades.
 La criatura no sabía que responder, así que callaba y seguía aprendiendo.

 Lo que nadie sabía, era que cada noche,
salía por la ventana a hablar con ella.
 Le contaba todo lo que aprendía, todo lo que veía de día
y toda esa gente que sentía, mientras,
la Luna escuchaba silente.

 Y poco a poco, aquella criatura se iba encariñando de la Luna,
pues aunque ciertos días se marchase, siempre volvía.

Con el tiempo, la criatura iba haciéndose mayor, 
y un día de luna creciente, le pidió a la Luna un abrazo.
 La Luna no supo como responder, así que continuo callada.
 La siguiente noche, volvió a pedir lo mismo que la noche anterior;
y así cada noche.
 Pero una noche, la criatura se cansó  de pedir y no recibir respuesta,
así que decidió salir, en vez de quedarse con la Luna.

 Fue de paseo por calles, parques, bares... 
 Y de pronto, tropezó con una chica.

 Una chica de cabello oscuro y ojos grises. Con una sonrisa 
tímida y la piel pálida.
 Aquella chica, se presentó como Luna, y le abrazó.

 La criatura se quedó paralizada y de reojo miró el cielo.
 No había luna.

Abrazó muy fuerte a la desconocida, 
y rompió a llorar y a reír a la vez.


Este cuento se lo conté a un lector increíble,
al dios de los sueños;
y pensé que estaría bien tenerlo aquí.
Gracias por leer.



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