jueves, 13 de febrero de 2014

Bonitos, pero no la especie de pescado, que no me gusta.

Los mofletes rojos.
               Puede que de la emoción del beso o puede que de la vergüenza que siente.

 Porque no lo creeréis, pero es vergonzosa; mucho. Pero no os equivoquéis, es una vergüenza bonita: aparece en los momentos bonitos.

Y claro, tenéis que pensar que ese color tan enamorado junto a unos ojos mar...
A eso se le puede llamar rojar: la combinación de bonitos que he visto hoy.

Pero lo que ha hecho más bonito lo bonito, a sido que estaba feliz. 
Sí, feliz. 
Diréis que me lo invento, y puede que al final sea verdad,
pero yo creo que somos felices, aunque no nos demos cuenta,
aunque luego nos sintamos fatal,
aunque sea efímero...
Lo somos.
Me llamaréis loca, optimista, soñadora... Y luego me echaréis en cara que yo era la que decía que no era feliz. 
Bueno, no creo que lo hagáis, pues creo que nunca he dicho que no fuera feliz.

Pero os lo prometo, era feliz.

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