martes, 18 de noviembre de 2014

A este paso...

Colgada de la pared.
Todo el día.


No se estaba mal,
pues veía pasar a totales extraños frente a mí; incluso algunos me hacían fotografías.

Monotonía tranquila. Felicidad sencilla.

Un día, llegó otra pintura.
Tenía unos trazos entremezclados, cautivadores.

Todos se quedaban ensimismados por las emociones producidas al percibir formas escondidas, insinuaciones; incluso las otras obras admiraban su arte.

Admito que me encantaba como obra, era... esplendorosa.

Yo siempre he sido una obra constante, regular
Nunca me había afectado que la gente solo me observara, pues no llamo demasiado la atención.

Pero al aparecer algo innovador, que te sustituye, te ves afectada.

Los trazos se difuminan y tu te vas desgastando, hasta que un día te descuelgan y te llevan al almacén.

Descolgada. Desgastada. Sustituida.
Pintura de trazos perdidos entre palabras que nunca soltó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario