lunes, 6 de abril de 2015

Un pollo azul imperdible


En algún lugar había un pollo, un pollo azul.

Cada mañana miraba el gran cielo que siempre estaba allí arriba, inalcanzable.
Un cielo gris, lleno de vacío y otras muchas cosas que no llegaba ver con sus pequeños ojos.

Le gustaba pensar que algún día llegaría a tocar esa masa que parecía esponjosa y solida a la vez.

Era tanta su ilusión, que cada mañana daba unos cuantos saltitos, a ver si así menguaba la distancia entre él y el cielo. Pero la distancia nunca cambiaba, siempre era la misma.

Frustrado porque la distancia siempre fuera la misma, decidió sumergirse en un lago, pues una manera de llegar al cielo, sería a través de su reflejo.
Lo único que logró, fue dejar el agua azul a causa de sus plumas.

Otro de sus intentos, fue pedírselo por favor, pero no obtuvo respuesta, así que está tampoco fue una solución para llegar allí arriba.

Lo último que intentó, fue volar. 
Aleteó todo lo rápido y fuerte que pudo, mas solo se elevó un palmo del suelo.
Pero de lo fuerte que había aleteado, muchas de sus plumas se fueron con el viento, haciéndole así cosquillas al cielo y volviéndolo azul. 
El pollo azul, nuestro pollo azul, sonrió.



2 comentarios:

  1. La historia es maravillosamente genial. El pollo azul lo ha leído conmigo y se ha emocionado por estar en tu blog. ¡Y dice que menos mal, que le has sacado por el lado bueno!

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  2. una historia genial ! tus lectores queremos mas cuentos ! a ver si algún día hacer uno de pinxi !! :P

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