jueves, 5 de noviembre de 2015

Cuando te encierras

Llevo días aquí metida.
La verdad es que no hay demasiado espacio, pues estamos todas aquí,
formando como una masa sin forma.

Quiero salir, pero me da miedo. ¿Qué va a pasar?
Antes, explican algunas, todas saltaban sin pensárselo, pues les salía solo;
pero últimamente se ve que se han empezado a quedar aquí, sin salir; parece que hay algo que se lo impide.

Puede que el cielo se haya olvidado de quitarle la niebla de los ojos, o que el Sol le haya secado las ganas de llorar.
No sé lo que es, pero creo que es malo que nos quedemos demasiado tiempo aquí, es absurdo, creo, evitarlo; así que me acerco al vacío, y lo encuentro grandioso, pero estoy cansada de quedarme aquí.
Entonces,

Salto.



Salto y caigo rodando,
                     entre superficies que intento abrazar, pero se me escapan.
Y me diluyo
entre otras que han caído también.


En unos labios que nos rozan y recogen, abrazamos y morimos.

Porque eso es lo que hacemos las lágrimas, creo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario