La verdad es que no hay demasiado espacio, pues estamos todas aquí,
formando como una masa sin forma.
Quiero salir, pero me da miedo. ¿Qué va a pasar?
Antes, explican algunas, todas saltaban sin pensárselo, pues les salía solo;
pero últimamente se ve que se han empezado a quedar aquí, sin salir; parece que hay algo que se lo impide.
Puede que el cielo se haya olvidado de quitarle la niebla de los ojos, o que el Sol le haya secado las ganas de llorar.
No sé lo que es, pero creo que es malo que nos quedemos demasiado tiempo aquí, es absurdo, creo, evitarlo; así que me acerco al vacío, y lo encuentro grandioso, pero estoy cansada de quedarme aquí.
Entonces,
Salto.
Salto y caigo rodando,
entre superficies que intento abrazar, pero se me escapan.
Y me diluyo
entre otras que han caído también.
En unos labios que nos rozan y recogen, abrazamos y morimos.
Porque eso es lo que hacemos las lágrimas, creo.
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