Feliz año.
Espero que todo esté yendo bien.
¿Sabes? Lo hice.
Fui.
Y me acordé de ti, como en muchos otros lugares.
Pero, ¿sabes? esta vez fue distinto.
Muy distinto.
Y lo reconocí.
Con su montaña, seco, solo, color miel. Y la estrella.
Dejé de andar. Como tú dices que hagamos.
Y ¿sabes?
Te leí.
Lento, paso a paso, como te recomendó que fueras, y tu hiciste con nosotros.
¿La verdad?
Me dormí.
Pero antes de dormirme, lo vi.
Por eso te escribo, ¿sabes?
Lo dijiste: "Et, s’il vous arrive de passer par là, je vous en supplie,
ne vous pressez pas, attendez un peu juste sous l’étoile !
Si alors un enfant vient à vous, s’il rit, s’il a des cheveux d’or,
s’il ne répond pas quand on l’interroge, vous devinerez bien qui il est.
Alors soyez gentils ! Ne me laissez pas tellement triste :
écrivez-moi vite qu’il est revenu…"
Lo vi.
No estés triste.
O solo a veces.
Gracias.
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