Ayer pensé que me habías dejado de hablar.
Quise aguantar un poco, no hablarte, pero no pude.
El hecho de no hablarte me provoca un extraño sentimiento de... No se como explicarlo. Cuando me hablas y me cuentas como te ha ido el día, como fue una fiesta o simplemente me haces reír, me siento un poco mejor.
Creo que no es bueno sentirme así. Es como cuando copias en un examen; te siente mal pero necesitas hacerlo para sacar buena nota. En este caso no es la nota, es el maldito sentimiento de que todo saldrá bien. No quiero seguir por este camino; puedo hacerme daño y hacer daño a personas que me quieren.
Intento suprimir o esconder la sonrisa tonta que aparece cuando me contestas, pero cada vez me cuesta más.
Solo quiero ser más fuerte, y no hace daño a nadie; pero se que es imposible, así que seguiré hablándote y escondiendo mí sonrisa.
Cuídate.
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