miércoles, 29 de mayo de 2013

Corazón de madera

Durante un rato, me ahogaba en mi mar de lágrimas.
Y Caía y caía y caía...

Y había un dolor. Era un dolor pequeño, que iba creciendo según leía tus palabras.
Nunca me había dolido tanto leer, y con cada una de aquellas palabras, me hacía más pequeñita.

Pero, recordé que se nadar; y que en una arteria de mi corazón de madera tengo guardado un flotador salvavidas, por si acaso.
Empecé a dar brazadas e intentar salir de aquel mar oscuro.
Había una fuerza que me impulsaba a quedarme a compadecerme de mi ilusión, que se ahogaba conmigo; pero yo nunca dejo a nadie tirado, así que la cogí y nadé con todas mis fuerzas.
Finalmente, salí por uno de los lagrimales de mi ojo, y volví a mi cuerpo.
Estaba llorando por cosas por las que no he llorado nunca; porque nunca las había tenido.

Decidí cerrar mi corazón de madera y esconder la llave.
Poco a poco, con una sierra, un martillo, clavos y pedazos de madera, lo iré reconstruyendo y reparando la mecánica de mi corazón.

Porqué, aunque parezca frágil por sus engranajes, recuerda que es de madera;
y piensa,
 que ya ha recibido varios golpes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario