lunes, 25 de febrero de 2013

A la carta

Callar. Ese es uno de mis problemas. Callo cosas que debo decir, pero no se callar toda la espuma de la coca cola, todas las palabras sobrantes.

A mí, quien seas y de donde vengas, me da igual. Yo prefiero un buen vino, aun que sea de un supermercado; a un vino malo, por muy caro y valioso que sea.

Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Ojala estuviera borracha y pudiera decirte esto a la cara.
Decirte que no te preocupes demasiado, que dentro de mi botella de cristal, se esta bien; un poco sola, pero bien.
Decirte que cada bebida queda bien con otro acompañamiento; no intentes mezclar sabiendo que sabrán mal.
También, me gustaría decirte que no soy vino. Soy muy impaciente. Soy algo más efímero. Burbujas de colores que llenan rincones de tu mente cuando me dices que no piensas en nada.
Soy ese quinto cubata que te hace sonreír y decir tonterías.
Soy ese refresco que te hace cosquillas en el paladar.
Soy esa bebida alcohólica que siempre has querido probar, pero nunca te has decidido por miedo al que dirán. Da un trago. La verdad, no esta del todo mal, no? 
   

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